Bautismos a cargo de RP. Omar Alvarez (representante legal de la Iglesia) realizados en la localidad de Cuesta Blanca (Córdoba), en la Gruta de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
El Bautizado ira madurando en la vida de fe en la medida en que se va incorporando, de una manera consciente, a la vida concreta del pueblo de Dios, es necesario ayudar a los niños a incorporarse paso a paso, a formas de vida comunitaria, y entre estas ocupa un lugar preeminente la Parroquia o la Comunidad de base.
La familia es llamada "Iglesia doméstica y en ella los padres han de ser para con sus hijos los primeros predicadores de la fe, tanto con la palabra como con el ejemplo" Es en la familia en donde los "cónyugues tienen su propia vocación para que ellos, entre sí y para sus hijos, sean testigos de la fe y del amor de Cristo"
A esto se comprometen los padres al pedir el Bautismo para sus hijos: a "educarlos en la fe, para que guardando los mandamientos amen al Señor y al prójimo como Cristo nos enseña en el Evangelio"
Y esto es lo que prometen al renovar las promesas de su propio Bautismo: esforzarse "en educarlos en la fe de tal manera que esta vida divina quede preservada del pecado y crezca en ellos de día en día. Y cuando se les entrega el cirio pascual con la luz de Cristo, el celebrante les recuerda: A Ustedes padres y padrinos , se les confía acrecentar esta luz. Que nuestros hijos iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz. Y perseverando en la fe , puedan salir con todos los santos al encuentro del Señor. Y por último en la bendición de despedida, reciben gracia especial para ser "los primeros que, de palabra y de obra, den testimonio de la fe ante sus hijos, en Jesucristo Nuestro Señor"
Compartimos con gran camaradería, la visita de Mons.+ Daniel Rodrigues Vera, un sacerdote obrero que sirve al altar y se gana el pan día a día, visitando sus comunidades repartidas
a lo largo y ancho de la Argentina y que a pesar la carga material que
le generan las diferentes comunidades y los viajes continuos, siempre
está dispuesto a darle una mano a una comunidad hermana más pobre o
que recién se inicia. El Padre Daniel se hizo presente en Catamarca y con ese
gesto típico de nuestro Padre y Señor, repartió amor entre todos los integrantes de nuestra Comunidad.
La solidaridad empieza por casa, dice el refrán popular. "La comunión de la caridad: En la comunión de los santos, "ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo" (Rm 14, 7). "Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte" (1 Co 12, 26-27). "La caridad no busca su interés" (1 Co 13, 5; cf. 1 Co 10, 24). El menor de nuestros actos hecho con caridad repercute en beneficio de todos, en esta solidaridad entre todos los hombres, vivos o muertos, que se funda en la comunión de los santos. Todo pecado daña a esta comunión." (Del CC 953)
Donaciones de la Prelatura "Jesús Misericordioso" de Bialet Masse para la Comunidad de la Iglesia "del Buen Pastor" de Catamarca.
El Cristiano es un administrador de los bienes del Señor (cf. Lc 16,1.3).
"Todo lo tenían en común" (Hch 4, 32): Todo lo que posee el verdadero Cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás y debe estar dispuesto y ser diligente para socorrer al necesitado y aliviar la miseria del prójimo (Catech. R. 1, 10,27)
Gracias al Padre Daniel y a toda su Comunidad de Bialet Masse, que Dios Padre todopoderoso los colme de bendiciones y que Cristo misericordioso guíe las oraciones diarias que elevamos por todos los hermanos de esta querida comunidad.
Los Misioneros "Nazareos" en plena tarea de evangelización, levantando la nueva casa del Señor para que la comunidad pueda celebrar a "Cristo vivo".
Como los profetas anteriores a Él, Jesús profesó el más profundo respeto al Templo de Jerusalén. Fue presentado en él por José y María cuarenta días después de su nacimiento (Lc. 2, 22-39). A la edad de doce años, decidió quedarse en el Templo para recordar a sus padres que se debía a los asuntos de su Padre (cf. Lc 2, 46-49). Durante su vida oculta, subió allí todos los años al menos con ocasión de la Pascua (cf. Lc 2, 41); su ministerio público estuvo jalonado por sus peregrinaciones a Jerusalén con motivo de las grandes fiestas judías (cf. Jn 2, 13-14; 5, 1. 14; 7, 1. 10. 14; 8, 2; 10, 22-23).
Jesús subió al Templo como al lugar privilegiado para el encuentro con Dios. El Templo era para Él la casa de su Padre, una casa de oración, y se indigna porque el atrio exterior se haya convertido en un mercado (Mt 21, 13). Si expulsa a los mercaderes del Templo es por celo hacia las cosas de su Padre: "No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado. Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: 'El celo por tu Casa me devorará' (Sal 69, 10)" (Jn 2, 16-17). Después de su Resurrección, los Apóstoles mantuvieron un respeto religioso hacia el Templo (cf.Hch 2, 46; 3, 1; 5, 20. 21).
Jesús anunció, no obstante, en el umbral de su Pasión, la ruina de ese espléndido edificio del cual no quedará piedra sobre piedra (cf. Mt 24, 1-2). Hay aquí un anuncio de una señal de los últimos tiempos que se van a abrir con su propia Pascua (cf. Mt 24, 3; Lc 13, 35). Pero esta profecía pudo ser deformada por falsos testigos en su interrogatorio en casa del sumo sacerdote (cf. Mc 14, 57-58) y serle reprochada como injuriosa cuando estaba clavado en la cruz (cf. Mt 27, 39-40).
Lejos de haber sido hostil al Templo (cf. Mt 8, 4; 23, 21; Lc 17, 14; Jn 4, 22) donde expuso lo esencial de su enseñanza (cf. Jn 18, 20), Jesús quiso pagar el impuesto del Templo asociándose con Pedro (cf. Mt 17, 24-27), a quien acababa de poner como fundamento de su futura Iglesia (cf.Mt 16, 18). Aún más, se identificó con el Templo presentándose como la morada definitiva de Dios entre los hombres (cf. Jn 2, 21; Mt 12, 6). Por eso su muerte corporal (cf. Jn 2, 18-22) anuncia la destrucción del Templo que señalará la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación: "Llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre"(Jn 4, 21; cf. Jn 4, 23-24; Mt 27, 51; Hb 9, 11; Ap 21, 22).
Como bien lo hemos apreciado al comienzo de este informe, a la Comunidad Cristiana se accede por medio del bautismo (Hch 2,38-41.47), pero el momento culminante que la define es la participación en la Cena del Señor (cf. 1 Cor 11,20) o fracción del pan ( Hch. 2, 42.46), una tradición que procede del mismo Cristo y que misteriosamente liga a los discípulos con el sacrificio de su muerte y resurrección (cf. 1 Cor 11, 23-25; y par.)
Todos los sacramentos nos dan la gracia, sin embargo en la cena del Señor recibimos al mismo autor de la gracia. La fracción del pan es el acto salvífico realizado por el Hombre-Jesucristo y con este acto regala a la Iglesia el manantial de la gracia, que ella distribuirá por medio de sus acciones sacramentales. La cena del Señor es el centro de toda la vida que nos viene de Cristo.
Bendición Bíblica y Óleo Sagrado de los enfermos, para potenciar la salud física, antes de partir al encuentro con los Hermanos, para llevarle la paz y la fortaleza del "Cristo vivo" que late más fuerte por nuestro cuerpo, luego de compartir la cena con el Señor.
Como es habitual en nuestra comunidad de "pobres ricos en Cristo nuestro Señor" también compartimos una charla amena, mate mediante y sobre nuestra mesa el pan que Dios nos brindó para el día.
El ropero comunitario en marcha. Siempre intentando colmar las necesidades básicas de nuestros hermanos más necesitados.
Los talleres de reciclaje y lectoescritura, se suceden todas las semanas, y los niños y jóvenes, en cada encuentro acrecientan el compromiso con su propia persona: desarrollando nuevas herramientas que mejoran su actividad, crecen en conocimientos, refuerzan valores; y se integran más al "otro", solidificando el espíritu comunitario que Cristo predicó y desea para su comunidad.
Como siempre, destacamos y agradecemos el aporte de la Profesora Ana Laura, Coordinadora del Centro de Actividades Juveniles y de la Profesora Andrea, Tallerista, quienes brindan sus conocimientos con un alto grado de amor cristiano que trasciende la formalidad pedagógica.
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
Bendiciones para todos nuestros hermanos de la Comunidad Episcopal Antigua y para todos los, hombres y mujeres, de buena voluntad que visitan nuestra página.
Mons.++ Juan Carlos
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