viernes, 24 de octubre de 2014

Tercera parte Filipinas: convivencia con Seminaristas.

Comienzo de una nueva etapa de la Misión camino a la ciudad de Candijay, Bohol.

El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: “El amor de Cristo nos apremia”(2 Cor 5,14): “¡Ay de mi si no anunciara el Evangelio!” (1 cor 9,16). (1)




En toda profesión el contacto con las jóvenes vocaciones, revitaliza la vieja vocación; sucede una retroalimentación mutua, en el cual el “llamado del joven” lleno de sueños y energías nutre al “experimentado llamado” que enseña a navegar el barco de la vida…y hoy, se siente pleno para surfear algunas olas más, desde su rol en la dirección.
Por lo menos es la idea que encuentro para detallar la experiencia que viví, en esta tercera etapa de la “Misión Filipinas 2014” influenciado por  mis años de Pastor al servicio de las vocaciones.




El sacrificio de los jóvenes seminaristas para perseverar en su vocación, es meritorio ya que no es fácil la vida del estudiante religioso en una Institución pobre materialmente, aunque debemos valorar que las instalaciones edilicias del Seminario poseen todas las comodidades necesarias para una excelente formación; y que la problemática pasa por el sostenimiento del estudiante en los cursos lectivos y el mantenimiento edilicio. Confiamos en el papel protagónico de Cristo sacerdote que camina con las vocaciones y los formadores, y pronto tendremos soluciones para mejorar la vida de los jóvenes seminaristas.


Se suma a la Misión el Obispo Rosendo Sillero.



Dios Padre quien elige a sus futuros servidores desde el vientre de sus madres “Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.” (Jer 1, 5).
Y Cristo ideal de Sacerdote dijo: “Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. (Jn 15, 16)



“Escúchenme, islas lejanas, pongan atención, pueblos. Yavé me llamó desde el vientre de mi madre, conoció mi nombre desde antes que naciera. Hizo de mi boca una espada cortante y me guardó debajo de su mano. Hizo de mí una flecha puntiaguda que tenía escondida entre las otras. El me dijo: «Tú eres mi servidor, Israel, y por ti me daré a conocer.»” (Is 49, 1-3)



Arzobispo Dr. Patricio Viveros Robles, Director del Colegio San Alcuín entrega diferentes distinciones a los Obispos Filipinos como reconocimiento a sus trayectorias al Servicio de Cristo en esta Comunión Mundial de Obispos.


“Cada uno de nosotros ha recibido su talento y Cristo es quien fijó la medida de sus dones para cada uno. Pues se dijo: Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres (…) Y dio sus dones, unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros. Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construcción del cuerpo de Cristo; hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es otra cosa que la plenitud de Cristo.
Entonces no seremos ya niños zarandeados y llevados por cualquier viento de doctrina o invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar.
Por el contrario, estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor.” (Ef 4: 7, 11-16).





Encuentro con los Seminaristas y planificación de una semana intensa de misión, visitas y varias actividades pastorales y educacionales.






La hermana Rose Taurus Rea, como siempre colabora con la lectura bíblica en su Comunidad.


Lectura del Evangelio en Ingles.

Obispo Diocesano Eustiquio Bohol, nuestro anfitrión; lee el evangelio en Cebuano (lengua autóctona en su jurisdicción) .

Predicación del día.

La historia de la salvación nos revela a un Dios que elige. La historia de la gracia no es homogénea (a todos por igual), es siempre heterogénea (Dios elige a unos para por ellos bendecir a todos). Dios elige y llama a algunos, para asociarlos especialmente como amigos y colaboradores. Por eso se trata de elecciones difusivas, y no exclusivas, como entendió el Israel carnal ("Dios me elige a mi y rechaza a los demás"). Y esto se ve desde el principio, desde la elección de Abraham: "Yo te haré un gran pueblo… y serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra" (Gen 12, 1-3). El mismo sentido tiene la elección de los apóstoles (Mc 3, 13-14), la de Pedro (Mt 16, 18), la de la Iglesia "enviada por Dios a las gentes para ser “sacramento universal de salvación” (LG 48b) (AG 1ª). (2)




Como se ve con toda claridad en Jesucristo, no somos solamente instrumentos de Dios. De él dice el Padre "mi elegido, mi amado" (Mt 12, 18). La elección de Dios siempre es un especial amor suyo. Y del mismo modo que Cristo, los cristianos somos "elegidos de Dios, santos y amados" (Cor 3, 12; Rm 8, 33; Ef 1, 4-6; 1 Pe 2, 9; Dt 7,8; 10,15; Is 43, 4; Jer 31, 3; Os 11, 1)





Dios es “el que llama” (Gal 5, 8; Rm 9, 11; 1 Tes 5, 24; 1 Pé 1, 15) llama por Cristo a los apóstoles “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres” (Mt 4, 19). Llama a todos los hombres, directamente o por sus apóstoles: “Vengan a mi todos” (11, 28). En el fin del mundo, llamará a los bienaventurados: “Vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino” (25, 34).
Y los cristianos somos “los llamados” (Keklemenoy, Rm 8,30; Heb 9, 15; 1 Pe 2,21; 3, 9; Ap 19, 9). La llamada es la manifestación en el tiempo de una elección eterna “antes que te formaras en las maternas entrañas te conocía yo; antes que tu salieses del seno materno te consagré y te designé para profeta”( Jer 1, 5).



La llamada de Dios es siempre libre y gratuita: “Dios nos llama con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su propósito y de su gracia” (2 Tim 1, 9). Somos llamados porque Dios nos ha hecho objeto de una elección (klesis) puramente gratuita, una “elección por gracia, y si es por gracia, ya no es por las obras, que entonces la gracia ya no sería gracia” (Rm 11, 5-6). Toda la Escritura destaca la absoluta gratuidad de la elección de la elección divina (Jn 15, 16), que se manifiesta de manera especial en la elección y vocación de los pobres: Moisés era medio tartamudo (Ex 4, 10), Israel era el más pequeño de todos los pueblos (Dt 7, 7-8), y la Iglesia congrega, como elegidos y llamados de Dios, a muchos hombres que no son nada en el mundo (1 Cor 1, 26-29).




El Pastor Ailio con los Seminaristas  Ren'z Dumagan Mahilum y Isagani Abenoja Fideles


Presidenta de las Dorcas de la Diócesis, traduce las charlas al Cebuamo.




Pastor Ailio, en plena conferencia para toda la Comunidad.

Parte del coro del seminario que nos acompañó con sus cantos de alabanza a todas las comunidades que visitamos.

La presencia femenina apoyando toda la Misión de punta a punta, las hermanas se fueron turnando en las diferentes etapas, para brindar un servicio en diferentes funciones  y respectivos carismas.



Capilla en el Paraíso; realmente estuvimos muy cerca de Dios, vivimos una hermosa experiencia comunitaria.




El seminarista guitarrero..












Las clases populares y las etnias oprimidas resisten, se organizan y luchan para construir tierras de justicia, de trabajo y de vida compartidas y humanizantes. Están así obedeciendo a Dios que quiere que los hombres vivan y dominen la tierra como herederos, como hijos que se sientan en su hogar de hermanos. La Iglesia que renace en este pueblo, en lucha espontánea y organizada, comparte esta lucha y muchas veces la impulsa su fe inconmovible en el amor de Dios que garantiza el sentido absoluto de esta lucha. Por eso la Iglesia sufre la misma represión que las clases dominantes desatan contra el pueblo. Esta represión desencadenada por odio a la justicia, por odio a la dignidad de los hombres, es lo que llamamos hoy persecución a la Iglesia.





Persecución que – cabe añadir- fue claramente advertida por Jesucristo: “los expulsarán de las sinagogas y aún llegará el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta servicio a Dios. Esto lo harán porque no nos han conocido ni a mi Padre ni a mi. Les digo esto para que cuando llegue el momento, se acuerden de que yo se lo había dicho ya” (Jn 16, 2 - 4).



La Iglesia popular, por ser de los pobres, oprimidos, explotados, sabe que es Iglesia histórica y genuinamente tradicional, instituida por Jesucristo. Y por causa del seguimiento a Jesucristo está implicada en las necesidades, proyectos, luchas y esperanzas de los pobres que- concientes de sus intereses históricos- se organizan como pueblo. Se opone, por tanto, a que sectores eclesiásticos ligados a intereses anti-populares pretendan expulsarla de sus “sinagogas” (de la institucionalidad eclesial, que dominan) señalándola como “otra” Iglesia. (3)



Se nota en las comunidades, que la mayoría posee una desarrollada conciencia social
Este nivel de conciencia no es fruto de una infiltración ideológica izquierdizante, sino de una lectura de los textos referenciales de la fe (las Escrituras) desde la perspectiva en que fueron originalmente escritos, es decir desde la perspectiva de un pueblo pobre, casi dominado por potencias extranjeras, y deseoso de una liberación integral.





Una frase es muy frecuente. “Dios es político, aunque no tenga partido. Lean Exodo ; 3, 7: ”. O tal vez aquella otra frase. “Jesús fue político. Lease Juan 10, 10: . ¿Qué busca la política sino crear vida en la justicia y el amor?”. De su fe, por tanto, derivan el compromiso con la transformación de la sociedad como una forma de ya, ahora, preparar la materia del Reino, que ya comienza aquí en la tierra. Esta lectura de la fe es algo conquistado e incorporado en sus vidas y experiencias.





Identificando las causas de la miseria que el pueblo padece, resalta como la principal (aunque no sea la única) el sistema capitalista. Pero más que el sistema, lo que es denunciado como inicuo y contrario al designio histórico de Dios es su espíritu de acumulación individualista de bienes, su irresponsabilidad social y su insensibilidad para con el ser humano tratado como si fuera una mera fuerza de trabajo subastada en un mercado. A nivel del pueblo pobre, se hacen patentes las más increíbles violencias de un capitalismo tan salvaje como aquél de Manchester o el de los ingleses en la India o China. Ahí no tiene vigencia el neocapitalismo “bien educado” del senador Jarbas Passarinho, sino el capitalismo cruel y desgarrado de las regiones del interior del país, envueltas con mucha rapidez en las relaciones capitalistas de producción. (4)
































Instalaciones del Seminario Mundial.







En el Nuevo Testamento el que llama es Jesucisto: somos llamados de Jesucristo (Rm 1, 6), llamados con El, elegidos y fieles (Ap 17, 14), llamados a participar con Jesucristo (1 Cor 1, 9), llamados en Cristo a la Gloria eterna de Dios (1 Pe 5, 10). De ahí que “si, según los evangelios sinópticos, Jesús de Nazaret es designado como Kalon (el que llama), esto quiere decir que desempeña un oficio divino. Y la respuesta del llamado no puede ser otra que pisteuein, en el sentido de ypakhouein (creer, en el sentido de obedecer)” (Scchimidt 490/1958). (5)



Todos estábamos dispersos perdidos, siguiendo cada uno nuestro camino (Is 53, 6; Jn 10, 1s; 11, 52), y el Buen Pastor vino a llamarnos, a llamar a los pecadores (Lc 5, 32). Los que reconocimos su voz, como la del Pastor nuestro (Jn 10, 27); nos congregamos en él, y así formamos la Iglesia, que es una con vocación (ekklesía).
Cristo llama con amor “vengan a mi”, nos llama porque nos ama como Yavé llamó a Israel, por puro amor (Os 11, 11). Es el amor del Padre el que secretamente nos atrae por la voz de su Hijo (Jn 6, 44-45). Es la voz del esposo que llama ala esposa, “es la voz del amado que me llama” (Cant 5, 2; 2,8.14).



Es la llamada que oyeron los Santos. Así San Agustin; “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tu estabas dentro de mi y yo fuera, y por fuera te buscaba…llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera ; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, siento hambre y sed; me tocaste, y me abrasé en tu paz” (Confesiones X, 27)












Como en todas las ocasiones antes de la celebración eucarística nos encomendamos al Espíritu Santo.








En todas las celebraciones se aplico la sanación encomendada al Espíritu Santo.

La vocación de todo cristiano es la de servicio. Todos en la Iglesia debemos vivir “como siervos que esperan la llegada del Señor”, y debemos decir siempre: “Siervos inútiles somos, pues hemos hecho lo que debíamos hacer” (Lc 17, 10). Gran parte de nuestro servicio debemos prestarlo al Señor en la persona de nuestros hermanos. Lo que hiciste a uno de estos pequeños, a mi me lo hiciste” (Mt 25, 40). Nos dirá en el momento del juicio. Y es precisamente en el desempeño del ministerio de sanación interior y física como encontramos uno de los mejores medios de servir a nuestros hermanos. Colaborar con el Señor en la sanación de otros es una de las mejores obras de misericordia, y no es exclusiva de médicos, enfermeras y demás empleados de la salud. Este servicio está al alcance de todos nosotros si creemos en su posibilidad y en el plan del Señor. (6)


Los evangelios sinópticos nos dicen que Jesús envío a los Doce y a los Setenta a proclamar el reino de Dios y a sanar.
"Convocando  a los Doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envío a proclamar el reino de Dios y a curar. Saliendo pues recorrieron los pueblos anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes" (Lc 9, 1.6)
  

"Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar." (Mt 10, 8).

"Llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Les ordenó que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni morral, ni dinero; que llevaran calzado corriente y un solo manto.
Y les decía: «Quédense en la primera casa en que les den alojamiento, hasta que se vayan de ese sitio. Y si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, no se alejen de allí sin haber sacudido el polvo de sus pies: con esto darán testimonio contra ellos.»
Fueron, pues, a predicar, invitando a la conversión. Expulsaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndoles con aceite." Mc 6, 7-13)




Lo mismo hizo con los 72 discípulos: "sanen a los enfermos y digan a su gente: El Reino de Dios ha venido a ustedes". (Lc 10, 9)




No hemos finalizado todavía la tercera etapa de nuestro Viaje Misionero, queda mucho por vivir y por contar; invitamos a todos nuestros amigos y seguidores que se mantengan atentos a la próxima publicación: "Filipinas cuarta parte: Sínodo y despedida".

Primera parte

Segunda parte

Que Dios bendiga ricamente a todos los lectores de este informe.

Arzobispo Juan Carlos.
Iglesia Episcopal Antigua


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Notas

(1) - Exortación Apostólica de S.S. Francisco: "Evangelium Gaudium" La Alegría del Evangelio. Cap.II, 9. Ed. San Pablo, Chile 2013.-

(2) - Rivera, José y Iraburu, María José; Síntesis de espiritualidad católica: Cap. 4, La vocación, pag.185. Ed. Fundación Gratis Date; Pamplona 1991.-

(3) - Celadec (Comisión Evangélica Latinoamericana de Educación Cristiana), Cuadernos de estudio 23: Iglesia de Jesucristo, Iglesia de los pobres. Ed. Celadec, Lima, Perú 1981.-

(4) - Idem (3) pag, 14

(5) - Idem (2) pag. 186,.

(6) - Uribe Jaramillo, Alfonso; "Y curó toda enfermedad" Ed. Librería parroquial de Clavería, México 1989.-

Biblia Latinoamericana